Los estudiantes, la universidad y los municipios son los tres escenarios que se enriquecen y se benefician con la puesta en marcha del Programa. En los estudiantes contribuye a su proceso de aprendizaje para lograr una reflexión crítica de su rol como ciudadano, reconocer, analizar y comprender el entorno social para participar efectivamente en su transformación y mejoramiento; la participación en la vida política, cultural y social del municipio desde la vinculación en proyectos de desarrollo local; el fortalecimiento de la identidad regional, la acción ética y el desarrollo de un pensamiento crítico y autónomo; la formación integral en y para un ambiente de trabajo interdisciplinario alrededor de problemáticas regionales y la formación para la acción socialmente responsable.
A la Universidad le permite orientarse, continuamente, por sus principios misionales; hacer más pertinentes sus procesos de proyección social, formación e investigación; producir conocimiento contextualizado y útil a las demandas del entorno e incidir de forma más eficiente y eficaz en la promoción del desarrollo regional; vincularse a la sociedad desde sus problemas y desafíos; promover procesos de fortalecimiento de la identidad local; y, promover una formación desde la realidad social, que exige que los docentes y estudiantes puedan resolver problemas reales y trabajar de forma interdisciplinaria.
En los municipios contribuye a: la construcción de una cultura de paz; la identificación y articulación de actores que trabajen por la región; la generación de conocimiento sobre el municipio para emprender acciones de transformación, en relación con sus potencialidades y opciones de desarrollo; la participación de actores locales en la identificación de necesidades y prioridades para la construcción de políticas sociales; el fortalecimiento de las organizaciones públicas y privadas de los municipios, a través de un proceso a largo plazo que les permita mejorar su desempeño y desarrollo municipal.
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